dissabte, 3 de novembre del 2012

Looper, recuerdos del futuro

Plato delicatessen para el amante de la ciencia ficción. Al menos para mí, que esperaba una de aquellas historias ambientadas en el futuro pero relatadas con una cercanía como la que te contagiaba aquel profesor de historia, logrando que la Antigua Roma pareciera 100% contemporánea.


Motos flotantes, coches eléctricos (¡y qué modernos!), anuncios en carteles animados... telequinesis. Irónicas referencias al fenómeno de la moda, que se agudiza con el tiempo y atañe al uso de superpoderes... para hacer levitar moneditas y fascinar a las hembras.

2074. Una sociedad corrupta que divaga sin rumbo (más o menos como siempre ha sido) en la que los cadáveres son inocultables (¿llevaremos todos chip?), por lo que se recurre a la máquina del tiempo para hacerlos desaparecer en el pasado.

2044. Dicho trabajo corresponde a los "loopers": viles y despreocupados verdugos que reciben sus presas encapuchadas, asesinadas en décimas de segundo una vez alcanzan el pasado. De pronto, varios de ellos comienzan a recibirse a ellos mismos: se "suicidan" y celebran su muerte entre cervezas, cerrando así lo que llaman su ciclo.



Nuestro verdugo (Gordon-Levitt) lo observa preocupado, con el lógico (pero huraño) miedo de encontrarse en su lugar. Nuestra presa (Bruce Willis) lucha por su vida y libertad en un futuro tiránico. Y ambos son la misma persona. Hasta aquí lo que nos sirven en bandeja de plata, el resto incumbe a nuestro paladar, mientras la película nos teletransporta en carroza (flotante) a lo largo del metraje. ¿Qué discusiones tendrías con tu "yo" del pasado/futuro? ¿Qué querrías saber de tu futura vida y en qué medida lo atribuirías al destino? ¿Qué destino? Pero despiertas, no tienes tiempo para pensar porque esto es una carrera a vida o muerte contra ti mismo, y te buscan vivo y/o muerto. Debes esconderte y encontrarte, huir y no escaparte. No sabes con quien quedarte. Visto desde fuera, el espectador empatiza tanto con verdugo como con víctima, que tampoco se decide por quién debe morir, si Willis o Levitt. Y así, dejándonos llevar, alcanzamos el cénit anhelado, rodeados de tiros y efectos especiales, en un final delirante.

Puntuación: 8/10.
La naturalidad con la que nos envuelve la película es tal que no necesitamos introducción, planteamientos ficticios ni demasiada imaginación o fantasía para acomodarnos de inmediato en el ambiente, por lo que uno se identifica rápidamente con los personajes y no le importa demasiado el porqué de todo. Así, el filme carece de la profundidad que algunos tarkovskianos buscarían, pero complace a todo aquel que disfrute con algo de acción rudimentaria (que no falte Bruce Willis) como aliño a una buena película de ciencia ficción, especialmente con una idea de fondo tan explotable. Mención especial para el niño-broncas.

1 comentari:

  1. El Bruce Willis està genial, en un papaer completament diferent de tot el que ha fet fins ara. Brutal!
    I l'escena d'autoparòdia/guiño en què es posa a disparar a lo Die Hard és una meravella.

    És bestial com canvia el ritme de la pel·lícula a la 2a meitat, que transcorre tota a la granja. Emily Blunt ho peta.

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